En Hidalgo hay gobernabilidad, y hay diálogo con todos los actores políticos y sociales: alcaldes, diputados, sindicatos, entes productivos económicos, académicos, etcétera.
Hay retos, sí, en diferentes frentes, que no se soslayan y se atienden. Nadie tiene una varita mágica para solucionar los problemas de un plumazo.
También es incuestionable que hay mayor dinamismo político, con un partido (Morena), que no tiene la verticalidad antes acostumbrada.
Pero también es insoslayable que hay partidos que tienen sus propias agendas (PT y PVEM), lo cual vuelve implícitos mayores desafíos políticos.
¿A qué viene en comento la reflexión?

A que el titular de la Secretaría de Gobierno, Guillermo Olivares Reyna, encargado de la política interna en la entidad, es gente cercana al gobernador Julio Menchaca Salazar.
Lo ha acompañado y le ha dado resultados.
También es de actualidad, porque hay quienes quisieran verlo caer, pero más que por malos resultados, quizás por las formas.
“Cada quien mata las pulgas a su manera”, dice un refrán muy mexicano, caído como anillo al dedo.
Así las cosas, mientras haya cercanía (confianza) y gobernabilidad. Pues lo demás es llana politiquería.